El afrontamiento de una enfermedad por parte del paciente se basa en los recursos, estrategias y valoración psicológica que mantiene el paciente sobre dicha condición. Hacer frente a una enfermedad, es una fase decisiva que implica el valor, el manejo de protección y riesgos, así como el manejo de las conductas y emociones.
La actitud positiva que adquiere el paciente, es trascendental para el progreso hacia la curación; no así, aquellos pensamientos negativos o pesimistas, que conlleva la evolución de la enfermedad a cuadros clínicos severos.
La manifestación negativa, ansiedad y auto pregunta son frecuente en los pacientes al ser diagnosticado con alguna enfermedad; por ende, la ayuda y el apoyo emocional es importante para la aceptación y a su vez para favorecer el bienestar óptimo.
Dentro de los aspectos psicológicos de un paciente en el hospital, es frecuente la manifestación emocional baja, la depresión, ira o la ansiedad. Estas alteraciones surgen ya sea por factores internos o por factores del ambiente intrahospitalario que percibe el enfermo. Estas variables disminuyen la sanación de la enfermedad y como consecuencia favorece la evolución de la enfermedad. Valorar cada aspecto, es de gran importancia para garantizar la mejora del paciente durante su estadio en el hospital.
Afrontamiento de la enfermedad por parte del paciente
El afrontamiento de la enfermedad por parte del paciente, se basa esencialmente en los recursos, actuaciones y estrategias que se ponen en marcha para menguar el impacto y disminuir el progreso de la enfermedad.
Esta fase es decisiva lo que implica el abordaje y manejo de los factores de protección y factores de riesgos. Dentro de los factores de riesgos y los factores de protección se considera el atributo individual, la condición de la emoción y/o el contexto ambiental que posibilita el avance o retraso de la enfermedad.
Numerosos factores influyen en hacer frente, los cuales pueden ser: el tipo de la enfermedad, los conocimientos previos y lo que se adquiera sobre la enfermedad, las experiencias, las actitudes y sentimientos del paciente, la habilidad del manejo emocional, el autocuidado, los recursos disponibles, el apoyo social y familiares. (Aguas & Domínguez, 2020).
Este depende de la actitud que adopta el paciente frente a la enfermedad, lo cual es determinante para lograr la curación. La actitud positiva y optimista en la curación de la enfermedad es beneficiosa; es decir, los pacientes tienen una mejor evolución y/o se recuperan más rápido, a diferencia de aquellos que se mantienen pesimistas o negativos.
Muchos de los pacientes al ser diagnosticados con una enfermedad en particular o afección, no se sienten de acuerdo hasta llegar al punto de lamentarse. Pueden surgir varias auto preguntas, por ejemplo, “por qué me tuvo que pasar a mí”; desde esa perspectiva disminuye el proceso de la recuperación. Es común que estas emociones surjan inicialmente; no obstante, “cuanto antes se acepte la enfermedad es mejor”, según explica. (Armas, s.f.). La inaceptación de la enfermedad conlleva a un estado de depresión psicopatológica por causa de la enfermedad, haciendo al enfermo más propenso de evolucionar a los cuadros clínico críticos.
La ansiedad frente a la enfermedad se manifiesta como estrés crónico, lo que perjudica más la salud del paciente, favoreciendo el desarrollo y aparición de los síntomas y otros determinantes. Por ello, es necesario lidiar con el estrés y evitar que el estrés transitorias se convierta en el estrés crónico. El estrés asociado al afrontamiento de la enfermedad, en ocasiones, se debe a que su planteamiento es inespecífico, se traza meta que muchas veces no están al alcance del paciente. Esto desencadena el sentimiento de incertidumbre, ineficacia, imprevisión sobre sí y la enfermedad.
La Conducta de Enfermedad como “rol del paciente”, en forma particular es como la persona responde a sus signos corporales y a las condiciones bajos las cuales perciben esos signos como anormales. La utilidad de este se conceptualiza, según (Galán, Blanco & Pérez, 2000), “como una disposición estable de las personas a contestar de forma determinada hacia la enfermedad, como el resultado de la interacción entre variables personales y sociales lo que puede conllevar a enfermarse, como consecuencia de organización del sistema sanitario y estructura en cuanto a determinantes de la respuesta del paciente y, como el resultado de atribución de una enfermedad”. Tomando estos componentes, son esenciales para la conducta que adquiera el paciente acerca de la enfermedad y posteriormente llevar su manejo de manera aceptable o de negación.
Principios de continuidad de cuidados derivado del sentimiento, capacidad y prever los resultados que se conseguirá posterior a los planes trazados, es imprescindible para recuperar el estado del paciente. Al surgir la enfermedad genera transformación física y psicológica en el enfermo, lo que comúnmente conlleva al cambio del estilo de vida familiar, laboral y personal. En este caso, si el paciente cuenta con los recursos y estrategias pertinentes para lograr la aceptación de su nueva realidad; su relación con el medio y sí mismo, se mantiene de manera aceptable. Una intervención de corte cognitivo-conductual establecido en intervalo, puede ayudar de gran medida en el restablecimiento del paciente; a su vez, los programas psicológicos y tratamientos terapéuticos que mantiene el enfermo, logra relevante mejoría en la evolución de la enfermedad, así como en su estilo de vida; no así aquellos que suspenden la continuidad o no cuentan con programas de ayuda.
Aspectos psicológicos del paciente hospitalizado
Los pacientes hospitalizados están sometidas a experimentar estados tensionales. Una persona enferma tiene desequilibrio físico y emocional, su ingreso y estancia en el hospital torna el desequilibrio aún más traumático. Por tanto, la necesidad de valorar el estado psicológico del paciente es muy relevante. Brindarle apoyo psicológico le ayuda a mantener un equilibrio emocional que lo conduciría a la sanación.
El ambiente hospitalario es impersonal para los pacientes, en el cual deben adaptarse a los cambios de visita, estar rodeados de personas extrañas, compartir habitación con otros pacientes, entre otros; estos mencionados altera el estado psicológico del paciente y pueden manifestar reacciones como ira, ansiedad o regresión; por ende, se deben evaluar estas condiciones para el bienestar del enfermo durante su estadio intrahospitalario.
Sin embargo, muchos de los pacientes son consciente de estar hospitalizados y no sienten comodidad; entre otros factores, estar separados de sus familiares le genera carga de ansiedad, al igual para su familiar. Tomando en cuenta el estado de la enfermedad, la estancia duradera favorece la manifestación de ansiedad y depresión que altera el proceso de restablecimiento, conllevando aún más la complicación.
Según estudio realizado por (Benítez, Barceló & Gelves, 2016), la depresión es una variable muy determinante en el bienestar tanto físico como psicológico y los pacientes de larga estancia hospitalaria tienen alto grado de llegar a dicho estado depresivo. Agregando, la baja expresión emocional y la negatividad son comunes en estos individuos lo que posibilita un aumento de carga psíquica, dificultando la relación médica – paciente y favoreciendo la evolución de la enfermedad.
La ansiedad frecuentemente se presenta al ingresar al hospital o cuando se realiza las primeras intervenciones quirúrgicas; pero no se asocia de forma directa a la complicación. Por otro lado, algunos de los pacientes son anuentes de su estadio de larga duración hospitalaria, como antes descrito; en este caso, adoptan estrategias de afrontamientos para mantener el equilibrio emocional, que es beneficioso para sí. Sin embargo, con el tiempo, la estrategia tiende a cambiar y el paciente debe optar por nuevos métodos de fortalecerse.
Los estados emocionales que surgen en el paciente, sean por causas de factores internos o factores ambientales en el hospital, pueden con frecuencia afectar el curso de algunas enfermedades en algunos pacientes para bien o para mal, como detalla (Jerome, D., 1988).
Las variables que determina el estado psicológico del enfermo intrahospitalario como la depresión, la ansiedad y las estrategias de afrontamiento del individuo, son importantes a considerarse para el bienestar del paciente. Por ello, es necesario realizar la evaluación psicopatológica que interviene en el proceso de recuperación, tales como: el asertividad emocional, la carga psíquica, la reevaluación positiva y la búsqueda de apoyo social.
Tipos de relación médico paciente
En la relación médico-paciente involucra la ética médica, de manera simplificada constituye los problemas relacionados con valores que surgen en todas las profesiones de salud, se aplica a las investigaciones biomédicas y sobre el comportamiento de forma directa o indirecta de las terapéuticas, abordando las cuestiones sociales y entre otros determinantes de la vida y salud. Aparte de la bioética, existe la relación médico paciente asociado con la tecnología y el método clínico.
Por otra parte, la culminación de relación entre un médico y un paciente puede surgir por falta de colaboración del enfermo o sus familiares, la falta de empatía o valores morales, entre otros factores.
Dentro de los modelos de relación médico-paciente, se pueden señalar lo siguiente:
Modelo paternalista
En este modelo, el médico es autoritario y el paciente solo acepta obedecer; es decir, el médico dirige las acciones, brinda las indicaciones y realiza los procedimientos diagnóstico terapéutico; mientras que, al enfermo, le corresponde tomar las indicaciones. La autonomía, la capacidad, la libertad y el derecho a decidir por parte del paciente no se toma en cuenta. La relación es de tipo sujeto – objeto.
Modelo dominante
En este, basado en el conocimiento obtenido por el paciente y de acuerdo al diagnóstico, es el enfermo quien pide o exige que se ejecute determinados procedimientos como diagnósticos y terapéuticos. Este modelo explica, el abuso de autonomía por parte del paciente. La relación es tipo sujeto – objeto.
Modelo de responsabilidad compartida
En este se establece la comunicación adecuada, informando al paciente y sus familiares, todo lo relacionado sobre la enfermedad, el diagnóstico, el tratamiento, el pronóstico y posibles complicaciones. Se detalla y se aclara las dudas, se discute y se evalúa las alternativas de manera conjunta para tomar la decisión más óptima que favorezca al enfermo. La autonomía, el derecho, la libertad de expresión y el juicio del paciente relacionado a lo que quiere y/o espera, están presente; y todo el proceso se realiza bajo la observación del médico. La relación es de tipo sujeto-sujeto.
Modelo mecanicista
Este modelo implica la atención de acuerdo a las disposiciones estrictas administrativas; en el cual se obedece los protocolos establecidos, en este caso el paciente no tiene el derecho a elegir su médico. Lo cual altera la relación médico-paciente. Este modelo es tipo sujeto – objeto.
Otros modelos:
Modelo de Laín Entralgo
Plantea la relación médica – paciente como “binomio menester – amor”, lo que significa que el paciente es el sujeto que necesita ayuda y el médico, el ayudador que tiene como función satisfacer las necesidades del enfermo. Además, este modelo establece que, la relación tiene proceso de momento cognoscitivo, que hace referencia a la etapa diagnóstica; de momento operativo, que indica el tratamiento terapéutico por parte del médico; de momento efectivo, en el cual existe tres formas de vinculación afectiva entre el médico-paciente: la camaradería médica, la transferencia y contratransferencia y la amistad médica en sentido estricto.
Modelo interaccional
Se describe que la comunicación está basada en la información, las relaciones entre los participantes del acto comunicacional y los sentimientos y emociones involucrados en la interacción. Se explica que el intercambio de contenido entre el médico - paciente es multidimensional. Para este paradigma, se aplica modelos como: las relaciones, las interacciones y el contexto, en relación médico-paciente.
Relaciones: puede ser clasificada como complementaria, en donde se desarrolla actitudes y funciones asimétricas, generando un control desigual; simétricas, en que se ejecuta la igualdad en las funciones y la relación es de cooperación mutua; y paralela, que tiene objetivo de la relación no común. Se establece 4 tipos de relaciones trascendentes: relación médico – paciente, relación médico – familiar, relación médica – otro personal de salud y la relación enfermo – familiar.
Interacciones: acciones y afectos recíprocos entre personales de salud de manera verbal o no verbal. Existiendo la coherencia en la comunicación.
Contexto: ambiente en donde el médico tienen interacción con el enfermo, sea acompañado de su familiar, amigo o pareja.
Conclusiones
* Los pacientes al afrontar la enfermedad se ven frente a factores que ayuda su progreso hacia la recuperación o hacia el empeoramiento. Dentro de los factores que favorece la curación están los recursos disponibles, la actitud positiva sobre la enfermedad, la estrategia de manejo, el autocuidado, el equilibrio emocional, entre otros. Los factores que conlleva la complicación se destacan el desconocimiento sobre la enfermedad, la depresión, la negación, la falta de apoyo social, la falta de recurso, los cambios humorales, entre otros.
* El modelo de la relación médico paciente, se establece de acuerdo a la comunicación y confianza que existe entre los dos. El modelo paternalista instaura al médico como un ente autoritario de voz y voto; el paciente no tiene derecho de opinar. El modelo dominante dicta al paciente como un sujeto de autonomía y quien decide los procedimientos, tratamientos, entre otros, que desea. El modelo de responsabilidad compartida, impone la comunicación mutua entre el paciente y el médico, incluyendo a sus familiares, para decidir conjuntamente lo mejor para el paciente.
* Los aspectos psicológicos del paciente en el ámbito hospitalarios, se altera frecuentemente por los factores que percibe el paciente o por factores internos de la enfermedad. Las manifestaciones comunes son: depresión, ansiedad, baja expresión emocional y/o ira. Estos problemas condicionan y complican aún más el estado de la enfermedad.
Universidad Autónoma de Chiriquí
Facultad de Medicina – Escuela de Medicina
Referencias Bibliográficas:
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